jueves, 19 de agosto de 2010

ASUMIR NUESTRA HUMANIDAD (II parte)


"La mirada amorosa no valora ni juzga;
deja que la realidad sea como es.
Es necesario esta mirada amorosa
para enfrentar mi propia verdad."
(Ansel Grün)



En la primera parte de este artículo, decía que al no asumir nuestra historia con todos sus prismas, vamos escondiendo lo que realmente somos, no sólo a los que nos rodean, sino a nosotros mismos.

En nuestra sociedad hemos puesto una gran "etiqueta" a nuestra vulnerabilidad, de tal manera que cuando llegamos a tocar fondo en nuestra vida y experimentamos al máximo nuestra debilidad, sentimos morir mientras existe dentro de nosotros una línea de tensión hacia la aceptación o el rechazo de nuestra debilidad.

Es por eso que urge la necesidad de no poner censura a esta parte de nosotros, porque no lo merece, simplemente es esencial en cada persona, más aún, tan necesaria como la mejor cualidad.

En ocasiones es relativamente fácil aceptar nuestra vulnerabilidad ante nosotros mismos que ante los demás. el que yo me crea limitado en un aspecto concreto, sólo lo sé yo y nadie más, pero el que otros lo sepan, resulta un gran riesgo, porque quien no ha entrado en ese proceso de humanización, rápidamente me tachará de inepto, teniendo un arma perfecta para pisar mi ego, sin saber que yo estoy siendo un reflejo de su debilidad. Pero afortunadamente no todos los seres humanos caminamos al mismo paso. Siempre encontraremos en nuestro camino esa mano amiga-humana que ante la revelación de nuestra propia realidad completa, se descalzará los pies, porque el terreno que le es mostrado, es santo (cf. Ex. 3,5). Y mientras para un grupo de persona es un problema que solucionar; para este otro grupo es una solución a muchos problemas.

En la cinta cinematográfica "El camino del guerrero", expresa de una manera excelente este proceso de humanización. Cuando a los ojos del discípulo (Dan) está todo perdido, en la visión del maestro (Soc) está el juego ganado. Quisiera citar parte del diálogo entre ellos dos; justo en el climax de la trama:

Soc.-Un guerrero no renuncia a aquello que ama. encuentra el amor en lo que hace
Dan.- ¡Mírame!, Tengo una varilla de metal en la pierna.

Soc.- A un guerrero no le importa la perfección o la victoria, o la invulnerabilidad. Le importa la vulnerabilidad absoluta. Ese es el verdadero coraje.

Dan.- ¿Qué clase de entrenamiento cree que puedo hacer? Tuve un accidente

Soc.- el accidente es tu entrenamiento. La vida es elegir. Puedes elegir ser una víctima u otra cosa que quieras ser.

Dan.- ¿Debo ignorar lo que me pasó?

Soc.- Un guerrero actúa, sólo un tonto reacciona

Dan.- y ¿si no puedo hacerlo?

Soc.- Eso es el futuro, deséchalo.

Dan.- Bien, ¿cómo vamos a empezar?
Soc.- No hay un empezar y un detenerse, sólo existe hacerlo.

Ahora podrás comprender con más claridad la frase que en la sección anterior ponía "Es de valientes y de humildes asumir la humanidad". Esta humanidad compuesta por dos grandes fuerzas; capacidad y debilidad, que a la vez también se le pueden comparar a dos alas, porque cuando se es consciente de ello, no sólo se camina más rápido, sino se vuela.

Un ave que tiene fracturada un ala, jamás podrá levantar el vuelo, sin antes sanar la parte afectada. Un ser humano que no reconoce las fuerzas que posee, tal vez con dificultad camine, pero no podrá experimentar lo ligero de la andanza y mucho menos la paz profunda que nos da el sentirnos libres y el sabernos plenamente humanos.

"Si al menos tu comprendieras lo que conduce la paz"
"Conócete a ti mismo y... comprenderás lo que conduce la paz"




jueves, 1 de julio de 2010

ASUMIR NUESTRA HUMANIDAD (parte 1)


"Ser humano, es quien sabe ver y acoger la realidad
antes de querer transformarla, si fuera necesario"
(Jean Vanier)



En el Templo de Delfos se encontraba la inscripción "nosce te ipsum", es decir, "conócete a tí mismo", desde entonces, para los antiguos filósofos era esencial esta sentencia para iniciarse en el camino del pensamiento.
Esto nos da luz a todos los hombre y mujeres de todos los tiempos, porque quien quiere tomar en serio su proceder en esta vida debe "remar mar adentro" de sí mismo y sumergirse a la profundidad de su realidad.
Estamos hablando de un proyecto titánico que sólo quien es a la vez valiente y humilde, lo afronta.
Conocerse a sí mismo es la primera actitud para acoger nuestra humanidad. Conocerse implica saber escuchar y ver mi realidad compuesta de dos grandes fuerzas: mi capacidad y mi debilidad.
La mayoria de las personas acepta con facilidad el área de sus capacidades, que incluso, darán el matiz de su vida al asumir una profesión en orden a las mismas.
Pero, de igual manera, para la mayoría de los seres humanos, les es difícil aceptar sus debilidades, construyendo a su alrededor barreras, mecanismos de defensa para no mostrarlas, para no descubrir "el talón de Aquiles", para no manifestar esa parte de mí, que también me hace ser quien soy.
Vivimos en una cultura en la que se nos ha formado para ocultar en lo más posible nuestra parte vulnerable porque no es bueno manifestarla. Tal vez porque la hemos asociado a lo que entendemos como "pecado" o también a "ser utilizados". Los mecanismos de defensa que creamos, son en relación a nuestras debilidades, mostrando una actitud contraria a lo que realmente soy, enmascarando mi realidad.
Es así como el "conócete a ti mismo", se vuelve "escóndete a ti mismo". De esta manera, nuestra parte vulnerable se vuelve oculta para los demás y en muchas ocasiones para nosotros mismos. Cuando llega un momento a nuestra vida en la que nos solemos hacer preguntas como: "¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué actúo de esta manera?, nos damos cuenta de cuánto hemos velado esta verdad que nos pertenece.
Asumir nuestra realidad, implica una introspección hacia la historia personal, especialmente a esas etapas que marcaron nuestro comportamiento y manera de pensar. Y más particularmente a nuestras heridas, de las cuales hemos aprehendido a afrontar la vida y sobre todo a la forma como amamos a los que nos rodean.